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Cazando jabalíes con Manuel Wirzt

Regresábamos de Neuquén y eran las dos o tres de la mañana. No me puedo olvidar del automóvil que nos llevaba: un Falcon. Manuel, que en ese entonces era “el mimo Manuel” venía conmigo y alguien más que tal vez fuera un productor y el chofer.

Volábamos porque queríamos llegar a Bahía Blanca para dormir allí y el estado de los viajeros era mas bien aletargado. Seguramente habriamos brindado copiosamente en la cena y teníamos “encima” dos shows agotadores dedicados a los niños neuquinos.

De pronto yo, que iba adelante junto al chofer, vi en la ruta una aparición fantasmal.  Unos seres oscuros de ojos brillantes por los reflejos de los faros, se cruzaron delante del coche y uno de ellos colisionó violentamente con el “capò” y se estampó contra el parabrisas astillándolo.

Frenamos unos cien metros después y nos bajamos entre atontados y sorprendidos. El chofer hizo marcha atrás e iluminó a un enorme jabalí, el “marraco” de la jauría, que yacía muerto en medio del camino con la cabeza destrozada por el impacto.

Manuel y yo intentamos cortar una pata para llevarla de trofeo a Bahía Blanca pero nuestros cuchillitos eran de mesa y no lograban mellar la dureza rocosa de la piel de semejante bestia.

En el interín, mientras evaluábamos el riesgo que habíamos corrido, casi nos pulverizó un autobús gigante que venía pitando por la ruta.

Pusimos el cadáver del bicho a un lado del camino y reanudamos nuestra marcha

con la extraña sensación de que habíamos desafiado la muerte dos veces.

El destino del jabalí atropellado, se hubiera repetido unos minutos después con nosotros y hoy seríamos dos recuerdos “gloriosos” de la farándula argentina. 

ja ja ja!......

 

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